jueves, 12 de septiembre de 2013

TRES MITOS ACERCA DE LA PSICOTERAPIA

En relación a la psicoterapia existe, en general, un gran desconocimiento y, por tanto, una serie de mitos que me gustaría comentar.

- El psicólogo me va a intentar cambiar.

Lógicamente, uno de los objetivos de la psicoterapia es el cambio. Pero ese cambio sólo se produce debido a la propia decisión de la persona. Mi misión es señalar los conflictos internos y externos ante los que se haya la persona e intentar ayudarle a que decida en la manera más constructiva para ella. Pero siempre esta decisión estará marcada por sus circunstancias, sus sentimientos, sus ideas... El psicólogo no tiene poder ni está éticamente posibilitado para inducir y mucho menos imponer cambios a la persona en su manera de ser o vivir. Las únicas situaciones en las que interviene activamente en este sentido es cuando la persona se causa daño a sí misma o a los demás. Esa es la única regla: no dañarse y no dañar, al menos intencionadamente. En resumen, ningún paciente hará nada que no quiera hacer y solamente llegará hasta donde quiera llegar.

- La psicoterapia es una "ciencia oculta".

Acudir a un psicólogo no tiene nada de "oculto" o "esotérico". Simplemente se acude a un profesional que garantiza confidencialidad, al que le avala una formación y una experiencia profesional y de autoconocimiento que le capacitan para ayudar a otras personas a identificar, aclarar y resolver sus conflictos. En una consulta se habla de aquello que nos hace sufrir para poder cambiarlo. No es un "hablar por hablar". Es un hablar para poder poner palabras a aquello que no sabemos, no nos atrevemos o no podemos expresar a los demás ni a nosotros mismos. A partir de ahí, podemos hacer consciente lo inconsciente, entendernos, ver las trampas que nuestra mente nos pone y liberarnos de los bloqueos que nos atenazan. En definitiva, podemos elegir. Hasta que no hemos identificado nuestros auténticos deseos, racionales o irracionales, hemos sido capaces de entender los obstáculos que nos ponemos para ser auténticos y libres, y no conocemos el por qué de nuestro sufrimiento, estamos condenados a repetir los mismos patrones que nos causan sufrimiento una y otra vez. Sólo entonces podremos elegir libremente.

- Mis problemas son únicos y por tanto nadie puede entenderme y ayudarme.

Claro que tus problemas son únicos, puesto que tú eres una persona única y tus circunstancias son únicas. Sin embargo, más allá de las diferencias individuales de cada persona, la raíz de los problemas de todas las personas son las mismas. Necesidad de amor y aceptación por parte de los demás, experiencias de desamor, maltrato o abandono en la infancia o la vida adulta, incapacidad o dificultad para aceptarse a uno mismo y para cambiar, falta de sentido en nuestras vidas, falta de una identidad bien definida, dificultad para amar o ser amado o para relacionarnos con los demás... Evidentemente hay muchos grados en esto y múltiples formas de manifestarse. A las formas de manifestarse el conflicto de la persona es a lo que llamamos síntoma. Los síntomas pueden ser depresiones, problemas laborales, crisis de pareja, fobias, crisis de ansiedad, dolores físicos, problemas sexuales, etc. pero la problemática de base es siempre parecida.