viernes, 23 de julio de 2010

LA AUTOIMAGEN Y LA IMAGEN DE LOS OTROS

Esta entrada está basada en un artículo en el que colaboré para la revista COSMOPOLITAN con la temática "La influencia que tiene la imagen que de nosotros mismos nos ofrecen los demás para construir nuestra propia personalidad".

Contiene ideas sobre este tema tan importante y complejo que nos plantea algunas preguntas muy interesantes: ¿En qué medida influyen los demás en mi propia personalidad?, ¿Somos autosuficientes para construir una personalidad madura? o ¿Somos los mejores observadores de nosotros mismos?.

Al ser un tema tan amplio el artículo es solo un breve esbozo de todas estas ideas. Espero que resulte de vuestro interés.

1) A veces nos sorprendemos escuchando frases acerca de nosotros mismos que creemos que no encajan del todo con cómo pensamos que somos. ¿Es posible que nuestro entorno más cercano pueda conocernos mejor que nosotros mismos o que pasemos por alto detalles de nuestra personalidad que para otros son evidentes?

Diríamos que la visión que los demás tienen de nosotros es un arma de doble filo. A veces las personas que nos conocen bien pero que no están en nuestra piel pueden darnos datos que nos ayuden a conocernos mejor, a tomar conciencia de aspectos y comportamientos positivos y negativos de los cuales no solemos darnos cuenta. Sin embargo, en otras ocasiones nos ofrecen visiones poco realistas, bien estereotipadas, enteramente negativas o idealizadas hasta el extremo, con lo cual no nos dan información real que nos pueda ayudar a crecer, mejorar o cambiar. Estos es típico en las familias y en la pareja. Comentarios como: “es que tú siempre...”, “nuca me escuchas...”, “tienes el mismo carácter de tu madre”, etc le cuelgan una etiqueta a la persona y le impiden ser vista tal como es.

2) ¿Es posible que la distancia de otra persona que nos ve en conjunto ofrezca una imagen más real y completa de cómo somos en realidad?

Es indudable que somos seres sociales y que esa vida social nos ayuda en la construcción de nuestra identidad. Muchas veces no nos vemos tal y como somos y cómo actuamos. Si contamos a nuestro alrededor con personas que nos hablen con sinceridad podremos ser conscientes en mayor medida de cómo somos y de la imagen que proyectamos hacia el exterior. Ese feedback o retroalimentación es muy valioso para aprender a conocernos y poder accionar los mecanismos de cambio necesarios. No es que los otros nos conozcan mejor que nosotros mismos sino que puedan ver partes que nosotros no somos capaz de ver o que vemos de una manera distorsionada.

3) ¿Qué actos inconscientes pueden indicarnos cómo somos realmente? ¿Quizás la forma de reaccionar ante una emergencia, lo que hacemos después de enfadarnos con alguien, cómo nos comportamos ante los desconocidos...?

Mucha veces tenemos comportamientos que nos sorprenden a nosotros mismos: “¿cómo fue que me enfadé tanto?”, “¿cómo pude haber dicho eso?”, “¿qué es lo que hay en esa persona que me hace ponerme tan nervioso cuando estoy con ella?”... Todos estos comportamientos tienen una motivación, una razón de ser que los explica pero que en muchas ocasiones desconocemos porque permanece oculta fuera de nuestra consciencia. Normalmente son cosas que nos ocultamos a nosotros mismos utilizando los llamados “mecanismos de defensa” que tiene la función de mantener una autoimagen que sea aceptable para nosotros mismos en función de nuestros valores, creencias, actitudes, etc. Cuando algún sentimiento, pensamiento o comportamiento no nos encaja con esta autoimagen nos resulta difícil de asimilar que eso sea una parte nuestra, por ello con frecuencia la negamos. Sin embargo hay que trabajar por hacer una imagen de nosotros mismos más flexible, menos estereotipada en la que puedan aceptarse cosas no tan buenas de uno mismo.

4) ¿Es posible que en ocasiones tengamos una idea tan clara de lo que queremos llegar a ser que descuidemos otras opciones?

Esta pregunta va muy relacionada con la anterior. Normalmente funcionamos mucho con el “quiero ser” (deseos) y el “tengo que ser” (obligaciones) y nos olvidamos de nuestra realidad, de quiénes somos realmente. Nos creamos una imagen poco objetiva de lo que somos y de cómo deberíamos ser y por ello no funcionamos en armonía con nuestro propio organismo, lo forzamos a ser de una manera que no se ajusta a sus necesidades o tendencias naturales.

Valentín Lacalle Pedreira
Psicoterapeuta y psicopedagogo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario